Largos son tus sonidos, largos y confusos.
Siempre bajo las sombras, siempre bajo las piedras, creo que mi voz no se oye, y es que prefiero no hablar. El silencio me parece placentero, pero de vez en cuando suelto unos gritos para demostrarme que sigo aquí, que a pesar del peso de la piedra, mi voz puede delatarme.
Pareces tan a salvo detrás de esa mirada, detrás de esa voz y ese vibrar. Pero nadie nunca está a salvo, y nada responde a la visión, nada suele ser lo que aparenta.
La soledad, mi palabra favorita, me place el silencio.
Siempre aparecen comas en tus jodidos ojos, que aletargan la siguiente frase. Que provocan una espera absurda pero necesaria.
En el camino nos perderemos, y tal vez no nos encontremos de nuevo. Creo que eso es lo que deseo, aunque mis deseos siempre me condenen.
1:23 am
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