lunes, 29 de septiembre de 2014

Tercer ojo, no precisamente sabio.

Me gustaría extrañar el ver su rostro, pero no lo hago. 
Me gustaría olvidar y no temer, pero no lo hago.
Me gustaría desear y poseer, pero no lo hago.

La mirada, apabullante, delatadora. 
Los bailes rápidos y violentos. 
La mirada tranquila e inocua, disfrutante. 
El corazón late al ritmo, la sangre bombeada a todo el cuerpo, transportada a una velocidad inusual por mis venas, llega al cerebro, caliente, espesa. Y me devuelve los pensamientos que ya recorrieron un largo camino, casi le dieron la vuelta al mundo. 
Los impulsos nerviosos los siento en el pecho, se han sabido ya controlar. Bueno o malo, no me dominan más. ¿Cómo serán sus rostros en la oscuridad?

1:05 am 

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