I
El buitre cuida al humano, el buitre le canta melancolías a las nubes ensombreciendolas hasta el llanto, el humano le escucha atento.
El buitre acepta la crueldad del mundo y participa en ella, el ciclo natural, lo que dicta el instinto, pero el humano es diferente ante sus ojos, por ser una criatura cambiante, capaz transformarse...
El buitre se posa sobre el tronco muerto de lo que un día fue un árbol, y le canta melodías a la luna, canciones que no recuerda haber aprendido jamas.
El humano es ciego, solo sigue la voz y los cantos del buitre que le dirigen desde su penumbra, y al encontrar de nuevo su guía se conserva junto a él.
II
Esperando a que le cuente mas cuentos, el hombre se
siente cómodo acogido bajo las alas del buitre, y espera que un
día le ame y consiga un par de ojos para él, cual madre, y así ver el mundo por
sí mismo, no necesitar más de las historias resquebrajadas de su protector.
Pero si el buitre llegara a amar al hombre sería un
amor egoísta y celoso; jamás dejaría que el hombre se fuera
de su lado, y mucho menos le daría un par de ojos. Los ojos son un bocadillo exquisito
y no dejará que tal cosa llegase a manos humanas.
El buitre ve al hombre con odio y temor, sabe que el su alma es un
oscuro abismo, y profunda maldad habita en él, y le teme.
Y sigue contándole historias, y sigue guiándolo, sigue
manteniéndolo ciego.
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