Me gustaría extrañar el ver su rostro, pero no lo hago.
Me gustaría olvidar y no temer, pero no lo hago.
Me gustaría desear y poseer, pero no lo hago.
La mirada, apabullante, delatadora.
Los bailes rápidos y violentos.
La mirada tranquila e inocua, disfrutante.
El corazón late al ritmo, la sangre bombeada a todo el cuerpo, transportada a una velocidad inusual por mis venas, llega al cerebro, caliente, espesa. Y me devuelve los pensamientos que ya recorrieron un largo camino, casi le dieron la vuelta al mundo.
Los impulsos nerviosos los siento en el pecho, se han sabido ya controlar. Bueno o malo, no me dominan más. ¿Cómo serán sus rostros en la oscuridad?
1:05 am