No estamos locos, estamos explotados. Ríos de gente al rededor, un río lento y poco caudaloso, humeante, cálido. Si... yo no creo en dios. En ningún dios, somos energía, los dioses son pelmazos llenos de ira, amor y celos. Que agotada estoy, apenas eh subido un par de tramos. Aún temo no llegar al jardín de suculentas que supone estar al final, en la sima de este pesado sistema.
Opio...
Las costillas sangrantes, los pies negros y espinados. La sonrisa maligna, a veces no lo puedo creer. Pero esto es mas que real, es surrealista, ¿que hay mas surrealista que la propia realidad?.
Una vaporosa excitación que extingue tus deseos, quieres permanecer caprichoso y errante, entre el sabor y la simpleza, entre la inocencia violada que permanece pura y virtuosa.
La inocencia jamás perdida, sólo engañada, cubierta por pétalos y alimentada aún por las aves de carroña, que disfrazan su plumaje de azul.
Eres como esa dama de los mil amantes, que solo juraba fidelidad a sí misma, y se adoraba. Guardando un amuleto de su propio ser para admirarlo y seguirse amando. nadie le daba mas placer que su propio ser. Hedonista y narcisista. Egoísta. Realmente admirable. Más sin embargo digo que eres la dualidad. Te consagras a un solo amante, y le juras fidelidad a la ligera. Abnegado.
No es necesaria la permanencia. A la larga se convierte en hastío. Pero aún no aprendo lo que hay del otro lado, el lado después del abandono. Sólo, ... una ambigüedad aletargante.
19 Julio del 2013, 02:08 a.m.
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