Nunca eh tratado de describirme, sería erróneo de mi
parte… esto tal vez sea uno de los
intentos de auto-descripción más fallidos de la historia.
Soy
melancólica por naturaleza, para mí todo es un drama, soy enamoradiza aunque
sea algo que de verdad deteste con toda el alma, soy descuidada con mi aspecto,
a veces por flojera, a veces por des-interés, me encanta poner pretextos, y soy
distraída… tengo reacciones torpes, yo
se lo achaco al uso de esos estimulantes, que como cualquier adolecente
estúpido llego a probar y tal vez sumergirse un poco más profundo… soy depresiva y tenue, tengo agilidad manual,
y buen ojo para el dibujo y la foto, soy expresiva. Ciertamente odio las cosas burdas y grotescas…
En
fin, ahora veamos lo que me gusta, de lo que soy:
Soy
vegetariana, hace 3 años aproximadamente deje de alimentarme de cuerpos que
alguna vez tuvieron movilidad y emociones, estoy dejando paulatinamente los
lácteos, aún soy una egoísta bebedora de leche y sus derivados; me gustan mis
fotos, me gusta lo que escribo, me gusta lo que soy, sólo necesito mas acción,
soy monocromática.
El
monocromo… para mí solo hay de dos sopas, la verdad, la mentira, el blanco y el
negro, la quietud y el movimiento, el ruido y el silencio. Soy un antagónico
muy protagónico, gozo gozo gozo.
Me
desvelo con regularidad, frente al computador o la máquina de escribir, ahora
deseo desvelarme frente a un piano… no
dormir, o dormir despierta envuelta en sonidos, soñar despierta.
Eh
sufrido, eh sacado la voz, nadie me sobajará, siempre tengo los bolsillos
vacios, pero no me eh rendido.
Deseo
un mundo libre, donde nadie te calle, donde no tengamos miedo ni hambre, donde
los seres sensibles, todos sean respetados y amados, verlos con el valor que
verdaderamente tienen: ¡NO COMIDA, NO HERRAMIENTA, NO ESCLAVOS!
"Lo que duela que duela, si es que tiene que doler".
EL
AMOR: ha sido una molestia, muy dulce y muy amargo, confuso y liberador,
catastrófico y elocuente… una molestia.
Soy recesiva a mostrarme enamorada,
siempre me comporto como si no fuera algo muy importante, algo extraordinario,
pero sigo escuchando a Love of lesbian en las madrugadas. Solía ir por ahí despilfarrando amor, dejando mis “mieles”, hasta que
la cague bien bonito, no una ni dos veces, es más, ya perdí la cuenta.
Esos mis
tres amantes, ese cuarteto amoroso que se dejo notar en alguna etapa de la vida… bueno solo se empalmaron 2 al tiempo, C. & E. mentiría si dijera que
no los amo. Ella tan celosa y explosiva, él tan tranquilo y amable, ambos hacían la persona idílica que busqué por un tiempo, es algo imposible de encontrar en un solo ser humano. Y los dos me
querían. Y yo seguía pensando en mi primer amante: F. Pero
él y yo fuimos inadecuados desde el primer momento, que fue el enrredarnos
como completos desconocidos, no conocía tu segundo nombre y tu ni siquiera
sabias que yo no tenía un segundo nombre, recuerdo cuando tratabas de adivinar
mi inexistente segundo nombre…
El
caso es que acostumbrábamos amarnos y odiarnos al mismo tiempo, celarnos y
engañarnos. Hacer cosas por debajo de la mesa y después volver arrepentidos
pidiendo perdón y una nueva oportunidad, tuvimos incontables nuevos comienzos,
que en realidad era como ir cavando una tumba. Nos estábamos enterrando. Y te
amaba, no sé si tú me amabas y en realidad eso ya no me importa. Eras
como el deseo y lo indeseable en mi vida, eras una maldita dualidad enfermiza…
pero necesaria.
El
caso es que terminamos mal, justo como lo presentí ya estábamos más que
enterrados, ya estábamos en putrefacción. Y ese estado es irreversible.
Mis
nuevos amores me reprochan su amor, y mi desamor. Crece, crece tan grande
dentro de mí un invierno permanente, pero hermoso, parece ser la lucidez, o
tal vez sea la ceguera. Como dicen “entre mas crezco menos siento”… tal vez estoy
dómida.
C.
La conocí una noche de alucinógenos, ese día me negué a probar “bocado” con mis
nuevas “amistades”, amistades que duraron poco, me enfermaron muy rápido,
rompieron el record. Y ahí estaba yo sosteniéndole su cerveza mientras ella
vomitaba para seguir bebiendo, me desagrado en un primer instante… rodeo mi
cuello con su brazo y me dijo: -vamos bonita, te invito un cerveza.- yo no le
respondí, pensaba sólo ir a dejarla en un sillón, y regresar con mis
acompañantes, quienes de lejos cuchicheaban porquerías… se sentó en una silla y
me jaló hacia ella, rodándome la cintura con un abrazo… y me hizo una pregunta:
-¿me quieres?- yo me quede nuevamente callada. Y le dije: -ya suéltame, no te
conozco.- voltio a verme con una mueca de enojo. Y me soltó; aproveche
el momento y salí de ahí a velocidad media. Me mantuve un momento con las
viejas con las que iba, me hacían insinuaciones de mi reciente encuentro con
esa chica, y yo solo reía. Fue en ese momento cuando vi a F. hablando con C. y
me entro una profunda curiosidad… F. y yo ya no éramos nada en ese momento.
Después me enteré que eran casi “hermanos”, sí, claro.
Después
de esa noche comenzamos a frecuentarnos, y así finalmente terminamos siendo
“novias lesbianas”, a F. no le gusto nada esa idea, su ego de macho se vio
herido y subyugado, y yo feliz con eso. Lo nuestro duro un tiempo, entre malas
intenciones y agresividad, sería injusto decir que era malo, en realidad era
magnifico, enriquecedor, pero excesivo. Tenía un rostro adorable, un cuerpo
hermoso y la misma soledad que yo. Éramos compatibles, para mí era mi pareja
perfecta.
Después
conocí a E. él era tan dulce, era y es como el novio de “manita sudada” que
nunca tuve, aunque creo que a él no le agrada mucho llevar ese título a
cuestas, con él pasaron muchas cosas tan tiernas (siento raro confesarlo), cómo si hubiese sido la
primera vez, todo me parecía nuevo, él es tan cariñoso y amable, tan solidario
y comprensivo… él es perfecto (me pongo cursí, que horror).
Recuerdo
la primera vez que lo vi, estábamos en el salón de clase, yo estaba tratando de
evadir la plática de un tipo desesperante, y me llamo con la mirada, nos
miramos y no le di mayor importancia, en un principio no me interesó. Siempre
en sus fallidos intentos por entablar charla conmigo hacia cosas torpes que me
sacaban una sonrisa nerviosa, qué a la vez hacían que me gustara menos. No
lograba comprender su inexperiencia. Pero al tiempo eso me parecía tierno y
atractivo: -es bien raro- pensaba. Así pasó de todo antes de que
lográramos entablar comunicación y hablarnos de amor. Siempre a medias tintas dejaba
ver mi interés/desinterés hacia él para confundirlo, y funcionaba (jajaja)…
Hasta que al final se decidió y me soltó su propuesta, fue la peor declaración de amor, la más
inapropiada, la más desconcertante. En un principio duro poco el “amor”, y así
tuvimos largos periodos de SI, NO, SI, NO… pero él ha sido el más apropiado, el
más caprichoso.
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