Es el sonido, ese sonido pequeño y reconfortante que me hace creer que puedo hacer cualquier cosa, que soy invencible.
Hoy me sentí, hoy me miré, hoy supe que no era invencible, que soy frágil. Pero no me detengo, no me detendré...
En medio de mi oscuridad, en medio de esta ineludible soledad espiritual, siento que no tengo que decir nada muy complejo. No tengo que forzar el flujo de aire que entra a mis pulmones, soy yo más qué nunca.
Mirando el calendario me doy cuenta que han pasado 20 días, días que no sentí pasar, días de desvelo...
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