Ya nadie teme, se ha perdido esa valiosa costumbre.
Todo es un desastre, la cocina, el baño, la sala. No existe la soledad en este espacio.
Un desastre.
Una cámara abandonada, un telar sin hilo, un piano perdido, un ukelele amable y simpático posado sobre la cama me invita a cada momento.
Discos viejos, rotos. Canciones tontas e idealistas en un playlist oculto de youtube.
Un tejido no terminado, con un bastidor mal hecho y mal barnizado.
Una cama que rechina, zapatos por doquier.
Necesito inspiración para los días venideros. Ojalá arribe en algún momento. Me aburro.